REMEDIOS VARO GRABADO GUAJOLOTE NAVIDENO

REMEDIOS VARO. «Guajolote Navideño» Grabado al aguafuerte.

Grabado entintado a hueco.

El grabado en metal “Guajolote Navideño” fue realizado por la artista Remedios Varo en el año de 1959 por encargo del galerista Juan Martín, siendo el primer y único grabado de Remedios Varo. Se realizo la edición para lo que fue creado hasta noviembre de 2010 en el taller Xiguil en la ciudad de México. 

 


REMEDIOS VARO               Remedios_Varo_grabado_Guajolote_Navideno

“Guajolote Navideño”

María de los Remedios Alicia Rodriga Varo y Uranga nació el 16 de diciembre de 1908 en Anglés, un pequeño pueblo en la provincia de Gerona, en España. El padre de Remedios, Don Rodrigo Varo y Zejalvo, ingeniero hidráulico nacido en Córdoba, tuvo una notable influencia en el desarrollo artístico de su hija. Desde pequeña, le permitía sentarse a dibujar a su lado mientras le enseñaba con rigor las bases del dibujo técnico. Fomentaba la independencia de pensamiento y proporcionaba a Remedios lecturas científicas y de aventuras que complementaban su aprendizaje, en especial las novelas de Alejandro Dumas, Julio Verne y Edgar Allan Poe y más adelante, textos sobre filosofía y misticismo que nutrieron su imaginario. Era además un ávido observador de la naturaleza que se interesaba particularmente por los minerales y las plantas, pasiones que Remedios sin duda heredó. Una vez en México, no iniciaba una pintura sin estar rodeada de sus piedras y cristales a los que atribuía cualidades mágicas y sus obras demuestran un conocimiento preciso de botánica y herbolaria además de zoología.

Su educación formal en el arte inició hacia 1923, fecha en que cursaba el bachillerato en la Escuela de Artes y Oficios. Un año después, ingresó a la más prestigiosa escuela de arte de España, la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, donde estudiaba también Salvador Dalí. La ciudad de Madrid ofreció a la artista nuevas posibilidades. Visitaba con frecuencia el Museo del Prado, mostrando un particular interés por las pinturas de Jeronimus Bosch “El Bosco,” Francisco de Goya y Diego de Velázquez. En la capital española, Remedios Varo tuvo su primer acercamiento al surrealismo a través de las conferencias, exposiciones, ciclos de cine y obras teatrales que se presentaban en la Residencia de Estudiantes, el centro intelectual del Madrid de los años 1920. Allí se presentaba la obra de Salvador Dalí, Luis Buñuel y Federico García Lorca, entre otros. Todo lo que aprendía, en la academia, en los museos, con los otros artistas, lo aprovechaba para pintar fuera de clases las cosas que le interesaban, lo que ella consideraba “la iniciación de la personalidad.” El interés por el movimiento surrealista y el deseo de libertad, motivaron que Remedios decidiera casarse con Gerardo Lizarraga, uno de sus compañeros de la academia. La boda se celebró en la ciudad de San Sebastián el 6 de septiembre de 1930 e inmediatamente la pareja viajó a París, donde permanecieron durante un año.

Tras la experiencia parisina, decidieron instalarse en la ciudad de Barcelona, donde Remedios Varo formó su primer círculo artístico en compañía de José Luis Florit, Oscar Domínguez y Esteban Francés. La llegada del artista francés Marcel Jean a Barcelona durante el verano de 1935 marca tal vez el inicio formal de Remedios dentro del surrealismo. Con Jean y sus amigos artistas, en especial Domínguez y Francés, se dedicó la realización de cadavres exquis, el juego surrealista que busca lograr asociaciones inconscientes a través de la yuxtaposición al azar de imágenes, por parte de los diversos participantes. Varo colaboró en la creación de por lo menos veinticinco obras, -dibujos y collages- tanto individuales como colectivas que dan testimonio de su temprana adhesión a los principios esbozados en los manifiestos de André Breton. Unos meses después, deseosa de integrarse a la vanguardia artística del momento, se incorporó al grupo Logicofobista, un colectivo de artistas y escritores, interesados en el surrealismo, que buscaban unir arte y metafísica y que se oponían como su nombre lo indica a la lógica y la razón.

El estallido de la Guerra Civil española trajo a Barcelona al poeta surrealista Benjamin Péret, quien viajó a aquella ciudad para apoyar la causa antifranquista.  Varo y Péret se conocieron a través de Oscar Domínguez e iniciaron una intensa relación amorosa que Peret inmortalizó en una serie de cartas y que inspiró una gran parte de sus obras que invariablemente estaban dedicadas a Remedios. En 1937, Péret regresó a Francia y tras el asesinato de Federico García Lorca, Remedios Varo lo siguió, acompañada de Esteban Francés y se reunió con él en París donde los tres compartían un estudio en el barrio de Montparnasse. A través de la relación con Péret, Remedios se integró al círculo surrealista cercano a André Breton. Allí conoció a Wolfgang Paalen, Alice Rahon, Joan Miró, Max Ernst, Leonora Carrington, Roberto Matta, Gordon Onslow Ford, Dora Maar y Victor Brauner, con quienes se reunía frecuentemente en el café parisino Les Deux Magots. En aquel lugar los artistas se dedicaban a la experimentación con diversas técnicas y materiales, -una de las actividades predilectas entre los surrealistas-, a través de las cuáles, manipulaban el azar y construían obras artísticas a partir del fluir del inconsciente.

Al poco tiempo de su llegada a Francia, las obras experimentales de Remedios Varo formaron parte de la Exposición internacional del Surrealismo en París y posteriormente en Ámsterdam. Colaboró con viñetas para el Dictionnaire Abrégé du Surréalisme y algunas de sus piezas se reprodujeron en las revistas Trajectoire du Rêve, Minotaure y Visage du Monde. Participó además, en toda una serie de creaciones colectivas, que en varias ocasiones ella mismo inició a la par de Breton y Péret, producto del juego surrealista denominado Jeu du dessin comuniqué, creado hacia finales de 1938 que consistía en realizar un primer dibujo que era mostrado durante tres segundos a una persona que lo debía reproducir de memoria y así sucesivamente, con resultados muy interesantes en cuanto a las implicaciones psicológicas, particularmente en el caso de Varo, donde los motivos se repetirán en sus lienzos una y otra vez años más tarde.

Los surrealistas fueron los iniciadores de la crítica más liberal a la razón durante el siglo XX.  Fue a través de juegos, técnicas sorpresivas inspiradas en el automatismo, el azar y el humor, que confrontaban el pensamiento racional y académico. A través de técnicas fantásticas y el uso de la imaginación, abrían las puertas del inconsciente para dejar fluir la poesía visual y poética de la creación colectiva. Transformaban objetos inocentes en imágenes mágicas que rompían con la lógica, otorgándoles un poder revelador  empleando analogías inesperadas. Estos métodos y experimentos eran el centro de la provocación surrealista hacia las costumbres burguesas de la época, pero al mismo tiempo un juego destinado al divertimento de los participantes y Remedios Varo participaba activamente en ellos.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial interrumpió temporalmente el despreocupado y fascinante flujo creativo del grupo. Obligada a dejar París, Remedios Varo se reunió con un contingente surrealista que se refugió en la Villa Air-Bel en Marsella, mientras esperaban sus visados para salir de Europa. Allí, retomaron sus actividades y crearon obras en colaboración: cadáveres exquisitos, collages y la famosa baraja de Marsella siguiendo el espíritu del juego surrealista. Gracias a la intervención del norteamericano Varian Fry, que formaba parte del Comité de Salvamento de Urgencia formado en Nueva York con la intención de facilitar la salida de artista e intelectuales, Péret y Varo  se embarcaron el 20 de noviembre de 1941 a bordo del Serpa Pinto. Inicianon así una travesía hacia México, la tierra mágica que ocupaba un lugar primordial en el imaginario de Breton y sus seguidores y que habría de transformar su vida y su obra.

Remedios Varo llegó a México un mes después, el día que cumplía  treinta y tres años y se estableció con Péret en una vieja vecindad en la calle Gabino Barreda. Rodeada de gatos, piedras, cristales y talismanes, Remedios transformó el humilde departamento en un sitio mágico y ritual, donde recibía cotidianamente a los surrealistas exiliados en México: César Moro, Esteban Francés, Alice Rahon, Wolfgang Paalen, Eva Sulzer y a sus nuevas amigas, Kati Horna y Leonora Carrington.  Juntas iniciaron una aventura que las llevó por los viejos mercados en busca de hierbas y recetas para realizar experimentos  culinarios;  escribían y compartían sus sueños que en ocasiones resultaban premonitorios. Leían y discutían los libros que más les interesaban, que versaban sobre alquimia, brujería, cábala, magia, mitología, literatura gótica, novelas de ciencia ficción entre otros y realizaron varios trabajos en conjunto.

La colaboración artística entre Remedios Varo y Leonora Carrington dio como resultado dos obras de teatro, realizadas a manera de un cadavre exquis, con un extraordinario sentido del humor. En las dos piezas, realizadas exclusivamente para “el divertimento de los autores”, la escritura de cada una va alternando con la otra.  Los juegos surrealistas formaban parte de su vida cotidiana y con el resto del grupo, organizaban fiestas de disfraces confeccionados por ellas mismas y gustaban de hacer bromas y enviar cartas a personajes desconocidos. En la fiesta de los Santos Reyes, se ataviaban como los personajes e inventaban juegos para divertir a los hijos de Horna y Carrington. Para la navidad, acostumbraban diseñar ingeniosas tarjetas para intercambiar. En 1957 realizó un collage titulado Ne me parlez jamais de cet homme (No me vuelvas  a hablar de este hombre) que envió como tarjeta de navidad a una amiga. En 1959 nació el proyecto de Guajolote Navideño, que Remedios Varo realizó con la ayuda de su amigo y galerista Juan Martín.

Guajolote Navideño es la primera y única experimentación de Remedios Varo con el grabado. Con su característica delicadeza de trazo que denota una maestría en el dibujo, Varo trazó el diseño para la placa con la intención de realizar una serie de tarjetas navideñas de corte surrealista para sus amigos. De las pruebas originales solo se conserva una, actualmente en la colección del Museo de Arte Moderno de México. En esta pieza, realizada con un extraordinario sentido del humor, Varo transgrede los roles tradicionales: representa a un guajolote, que en lugar de ser el platilo principal en el banquete navideño, se sienta a la mesa y se dispone a degustar un caldo gigantezco donde se mezclan diversos símbolos que aluden a la fiesta decembrina: regalos envueltos, campanas, estrellas, un muñeco de Santa Clos que se mezclan con un par de piernas con tacones altos y el rostro de un personaje desconcertado.  Guajolote navideño es una obra extraordinaria que manifiesta el espíritu surrealista y el exquisto sentido del humor de su creadora.

Remedios Varo se inició como artista dentro del círculo surrealista en Barcelona y París, no obstante, fue en México donde se consolidó como una pintora extraordinaria. En este país, concibió un cuerpo de obra fascinante a partir de una visión personal, que la sitúa al margen de las tendencias dominantes en la producción artística mexicana de la época. Remedios Varo desarrolló una estética alternativa al dialecto surrealista; encontró un lenguaje propio y un estilo artístico que deslumbraron al público que acudió a su primera exposición individual que tuvo lugar en la Galería Diana en 1956. En pocos días se vendieron todos los cuadros y a partir de ese momento, los coleccionistas se apuntaban en lista de espera para adquirir sus piezas. Su muerte prematura, a la edad de 55 años, truncó su ya madura carrera artística, dejando un legado que llega apenas a las cuatrocientas piezas, entre las cuáles el único proyecto gráfico es Guajolote Navideño. Desde entonces, numerosas exposiciones, la han posicionado como una de las pintoras de mayor reconocimiento en México y en el extrajero.

Tere Arcq

Diciembre 2010